El Hospital Universitario Francesc de Borja de Gandia permite el acompañamiento en cesáreas y partos instrumentados con el principal objetivo de mejorar sustancialmente la experiencia de la gestante y disminuir la aparición de problemas en el puerperio. Hasta ahora el acompañamiento se realizaba únicamente en partos naturales. 

Además, esta experiencia resulta beneficiosa para el bebé al facilitar el contacto piel con piel y el establecimiento precoz de la lactancia materna. Para ello, el acompañante es informado previamente de todo el proceso y las condiciones de encontrarse en áreas con ciertas restricciones.

Así, deberá vestirse con pijama, bata, gorro, calzas y mascarilla sanitarias, con el fin de mantener las condiciones de asepsia que se requieren en el área quirúrgica, así como seguir las indicaciones del personal sanitario para colocarse en los lugares indicados y no interferir en la práctica asistencial.

Asimismo, si durante la cirugía surgiera algún imprevisto o situación de emergencia que ponga en peligro a la madre y/o al bebé, o los facultativos implicados lo solicitaran, se indicará al acompañante su salida inmediata del quirófano.

En el caso de las cesáreas, el acompañamiento solo será posible si la madre y el acompañante no son positivos en COVID-19; si la madre y el bebé se encuentran bien; si la anestesia es regional y la madre está despierta, y si el acompañante ha firmado el consentimiento para ello.

Además, las cesáreas deberán ser programadas. En el caso de cesáreas urgentes, solo será posible si la indicación permite demorar el tiempo suficiente para preparar al acompañante.

Pese a la anestesia, las parturientas siguen notando sensaciones, como la persistencia del tacto, movimientos sobre el abdomen y sensación de frío al aplicar desinfectante sobre la piel.

Es en este punto donde el acompañante tiene un papel fundamental para que estas sensaciones sean mucho menos molestas. Para ello, se pide que, por ejemplo, le dé conversación a la gestante.

Hay momentos especialmente importantes para el acompañamiento como el del nacimiento del bebé, porque a veces hay que realizar una presión sobre la zona superior del abdomen, que no está analgesiada y la madre notará dicha presión. El acompañante puede recordarle que es un momento y que el bebé está a punto de llegar.

Contacto piel con piel

Una vez ha nacido el bebé, el pediatra debe realizar una evaluación y valorar si precisa alguna maniobra de recuperación, que se realiza en el mismo quirófano o en una zona anexa. En caso contrario, se valora la posibilidad de iniciar el contacto precoz piel con piel.

Cabe recordar que el contacto piel con piel entre madre e hijo tras el nacimiento ofrece múltiples beneficios para ambos: reduce el nivel de estrés de la madre, y ayuda al establecimiento del vínculo afectivo, al éxito de la lactancia materna y a la adaptación postnatal del recién nacido.

Instaurar el contacto piel con piel siempre que sea posible tras las cesáreas es fundamental para minimizar los efectos de la cirugía, intentando que el puerperio inmediato sea lo más parecido al de un parto vaginal.

Desde los servicios implicados, recuerdan que el nacimiento de un bebé es un momento especial, pero también es una situación delicada para personas no familiarizadas con la sanidad, por lo que si el acompañante se empieza a encontrar mal debe avisar de inmediato.